Parece imposible, no? Pues no lo es! Ser capaz de sentir cosas aparentemente opuestas permite sentir más y, por tanto, sentirse más viv@.
Pero no sólo eso. Esta capacidad nos hace resilientes
Nos ayuda a mantener compasión y esperanza en momentos de frustración o fracaso
Nos ayuda a sentir confianza en momentos de miedo
Nos ayuda a sentir gratitud y amor en momento de duelo y pérdida
Nos ayuda a mantener nuestra conexión con los demás en momentos de conflicto
Eso sí, fácil no es. Tal vez porque no nos han enseñado? o porque lo hemos olvidado? Sea cual sea la razón, la realidad es que se puede. Se necesita algo de trabajo, consciencia, y constancia. Y sobre todo, en mi caso al menos, requiere ayuda. Yo he necesitado, y necesito, de las personas de confianza, de mi terapeuta y de mi trabajo personal para entrenar esta capacidad.
Esto cobra aún más importancia ahora. Todos estamos encarando uno de los mayores desafíos de nuestra vida con esta pandemia que trae consigo grandes pérdidas, grandes daños y, cuando menos, grandes incertidumbres. Además, estamos viviendo una de las polarizaciones de nuestra sociedad a nivel global más descorazonadoras desde las grandes guerras. Por ello, es aún más importante, yo diría crítico, que entrenemos nuestros corazones y nuestras consciencias para poder ampliar la complejidad de lo que somos capaces de sostener y sentir. Para que con todo lo que estamos viviendo, podamos mantener nuestra conexión con nosotros mismos, con los demás y con el proceso de la vida.
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